Nacido en Guadalajara en 1947, Ismael Vargas abandonó sus estudios a los 14 años y comenzó a asistir como oyente a la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara. Este artista autodidacta, que actualmente reside en nuestra ciudad, ha mostrado su trabajo en diversos países a lo largo de su trayectoria; y hasta inicios del año siguiente su exposición “Redimiendo el vacío” se encontrará abierta al público en el Museo de las Artes (MUSA).
A partir de esta galería compuesta por 24 obras, inaugurada el pasado 9 de septiembre, Vargas contribuye al barroco con su peculiar visión que da a conocer a través de sus pinturas y esculturas.
Además de los elementos utilizados correspondientes a la cultura mexicana, así como a la religión católica, las salas del MUSA se ven recubiertas de escritos aportados por el novelista Élmer Mendoza y el ensayista Eduardo Antonio Parra con respecto a esta exposición. De la misma manera, la poesía de Elsa Cross acompaña a estas variaciones de técnicas y texturas con el propósito de remarcar esa clara influencia que Vargas recibió por parte de la literatura.
Por Fernanda Barboza